Autora: Elianiel Russo
En un principio su entorno se encontraba en el jardín del cual fue sacada para ser trasladada a la maceta, por lo que se conformaba con ver los rayos del sol y recibir la lluvia cuando la amable nube gris decidía visitarla.
Después su dueña la metió con todo y su maceta dentro de la casa, junto al fregadero donde conoció a la esponja, una fea y vieja esponja cuya función era la de lavar los platos. ¡¿Que se supone que hacía una rosa con una esponja en ese lugar tan diminuto?!
En un principio, tanto la rosa como la esponja tuvieron sus pleitos y sus desagravios. Rosa estaba en contra de la esponja solamente por ser vieja y fea.
La Rosa y La Esponja |
Una semana después, la dueña tuvo que salir de viaje y olvidó dejar a alguien para que se ocupara de la rosa. Rosa aguantó la primera semana, pero la segunda semana comenzó a ser un problema para ella, ya que su sustento era el agua y aunque estaba cerca del grifo de la llave, Rosa no podía extender sus brazos para beber agua de la llave.
¡Irremediablemente iba a morir! La esponja que no era nada rencorosa, saltó dentro del lavatrastes y abrió la llave del grifo del agua, para mojarse y Rosa la observó con envidia, porque ella no podía hacer lo mismo, la maceta era una clase de jaula para ella.
Sintiéndose infeliz la rosa, decidió aceptar su derrota ante la esponja ¡Pero cuál fue su sorpresa cuando vio a la esponja colocarse sobre ella! Rosa no iba a aguantar el peso de la esponja porque estaba llena de agua por dentro.
-Me parece acertado que cantes tu victoria sobre mí y que te burles de mi estado-indicó Rosa.
Pero la esponja tenía otros planes, la esponja cubrió a la rosa y una vez la rosa en la esponja, la esponja se retorció, liberando así el cúmulo de agua que llevaba dentro de ella. La rosa no podía creer lo que la esponja acababa de hacer por ella.
-¡Me has salvado la vida!-gritó Rosa-Estoy en deuda contigo, pero no comprendo porque lo hiciste cuando yo solo te he maltratado.
-No te guardo odio, ni rencor, solo hice lo que cualquiera hubiera hecho por ti-sonríó la esponja.
Y así es cómo a partir de ese momento, surgió una extraña pero linda amistad entre una rosa hermosa y olorosa y una esponja vieja y fea. Nunca hay que juzgar a los demás, porque nunca sabrás en qué momento necesitarás de ellos.
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