Nuestros abuelos vivían en otro tiempo. Y no hablo del calendario. Hablo de cómo sentían los días, de cómo percibían las estaciones, de cómo sabían esperar. No corrían detrás del reloj. No tenían que llenar su agenda para sentirse útiles. Su tiempo era otro. Uno que tenía pausas, que se conectaba con los ciclos de la luna, con el ritmo de la siembra, con los silencios que no incomodaban. En ese tiempo, había espacio para el alma.
Los pueblos antiguos, como los mayas, entendían que el tiempo tenía espíritu. No era una línea recta que se agota. Era un círculo que regresa, que enseña, que se transforma. No se trataba de ganarle al tiempo, sino de entenderlo. De vivirlo. Sabían que cada día tenía su energía, su sentido. No todo era para producir. También había días para agradecer, para observar, para sanar. Y esa sabiduría no se perdió, solo está dormida.
Hoy vivimos en lo contrario. Nos cronometramos la vida. Y sin darnos cuenta, esa urgencia constante nos ha desconectado de lo más sagrado. Kiin Nha nace como una respuesta a eso. No para venderte soluciones mágicas, sino para recordarte —desde lo más sencillo— que otro ritmo es posible. Que puedes elegir algo más amable, más consciente. Que puedes regalarte momentos sagrados entre tanto ruido.
Por eso hay jabones para cerrar el día, aceites para sanar la mente, matizadores que huelen a monte, a calma, a hogar. Cada producto de Kiin Nha fue creado para acompañarte a ese otro tiempo. Uno donde sí hay espacio para respirar, para sentir, para reencontrarte. No con grandes ceremonias, sino con pequeños actos diarios que te devuelven a ti. Al tú que sí escucha, que sí se conecta, que sí recuerda.
Y es que, en el fondo, todo esto trata de eso: de recordar. No estamos inventando nada. Solo estamos devolviendo al presente lo que los abuelos ya sabían. Que el tiempo es sagrado. Que el descanso también es revolución. Que el cuidado propio es político. Y que sí, aún podemos vivir con raíz. Solo hay que rodearnos de lo que sí importa. De lo que sí nutre. Y para eso está Kiin Nha, para recordártelo todos los días.
Si lo piensas bien, hasta lo más cotidiano puede ser ritual. Un baño, una bebida caliente, un momento de pausa. Eso es lo que Kiin Nha busca: darte herramientas para volver a ese otro tiempo. No el que corre, sino el que sostiene. No el que exige, sino el que abraza. Y cuando entendemos eso, todo cambia. Porque honrar el tiempo también es una forma de honrar la vida.
COLUMNISTA INVITADA (México) ![]() |
Por: Esmeralda García Ibarra Únete a nuestra comunidad y déjate sorprender por los tesoros que tenemos resguardados. Instagram - Facebook 👉 RAICES ANCESTRALES |